El Maestro del habla se supone que vendrá 5 días a la semana por dos horas. El primero y el segundo día nunca llego y al tercer día recién me llamo al teléfono. Gary como se llama el maestro me dijo que había tenido problemas familiares y que por ese motivo no pudo llegar a la clase.
Este miércoles el vino pero igual que todos los demás maestros lo único que hicimos fue hablar de cómo serían las clases para Nicolás, me explico algo del proceso, de o que le enseñara y de lo que yo deberé hacer mientras él está aquí.
Ya luego de platicar un rato Nicolás empezó a hacer de las suyas, se subió en una especie de baúl que está cerca del comedor y ahí se quedo parada tratando de saltar. Cuando Gary lo miro subido lo que hizo fue empezar a jugar, lo cargo y lo bajo pero cuando llegaba al piso el hacia un ruido como si un avión estuviera aterrizando. Eso realmente emociono a Nicolás que empezó a reírse y hacerlo muchas más veces (subir al baúl).
Luego Nicolás se distrajo con una volqueta que su abuelito le regalo. Gary la empujo y le dijo que la trajera, al principio se hizo el loco y se fue a otro lugar pero ya luego cuando él empezó a hacer ruidos iguales al del carro él se emociono de nuevo y fue corriendo donde él.
El juego consistía en empujar el carro y pedirle a Nicolás que hiciera lo mismo, el no la soltaba pero llegaba corriendo con la volqueta, cuando se la entregaba a Gary Nicolás aplaudida.
Jugaron como por 10 minutos y Nicolás termino todo sudado de tantas veces que corría a alcanzar la volqueta.
Es la primera vez que miro como juega con su juguete sin que solo la use para mirar la fricción de las llantas.