Las rabietas es uno de los síntomas que se puede notar claramente en un niño Autista. Muchas personas quienes no conocen sobre el autismo seguro solo pensarán que un niño gritando y llorando sin motivo es tan solo un niño malcriado al cual sus padres no pueden controlar, un niño que necesita mano dura para ser corregido.Pero no es así, a veces cuando no sabemos cuál es el motivo de algo podemos juzgar a la gente sin darnos cuenta. A veces me pasa con Nicolás y sus rabietas en lugares públicos. Algo muy pronunciado en su comportamiento es la manera como se pone cuando algo no va como él quiere, cuando una rutina se cambia.
Cosas tan simples como cambiar la cuchara de con las que está comiendo por una distinta. Cambiar de dirección su coche cuando vamos por la calle, cambiar de un juguete a otro y hasta solo el hecho de entrar a un lugar nuevo. Si hablara de esto no terminaría nunca pues he tenido varias ocasiones en las que Nico se pone tan mal por algún motivo que llora y se trata de golpear.
Hoy por ejemplo fuimos a comprar bananas en el supermercado de la esquina de nuestra casa. Cuando salimos todo fue muy bien, el camino muy tranquilo eso si siempre sujetándolo de su mano. Iba feliz y sonriendo mirando los autos y los buses, bueno en realidad lo que le gusta mirar son las ruedas de los carros.
Llegamos al supermercado, apenas ingresamos su sonrisa se convirtió en llanto, en rabia, en ira. Empezó a llorar, a gritar moviendo sus brazos y alejándome de él cuando quería abrazarlo. Se lanzo al piso y de ahí no se quería moverse.
Sentí que mucha gente nos miraba, algunos fijaban su mirada otros simplemente no les importaba. Y ahí estaba yo tratando de levantarlo entre mis brazos, diciéndole que se calmara que solo íbamos a comprar unas bananas. El no escuchaba, no me entendía, solo quería gritar.
Cuando al fin lo pude cargar se calmo. Rápido tome las bananas y mientras esperaba en la línea para pagar lo puse en el piso (pues pesa mucho para cargarlo), un segundo cuando solté su mano para buscar el dinero el salió corriendo. No estaba yendo a ninguna dirección solo quería correr, deje las bananas y salí tras de él.
Estaba corriendo por todo el supermercado y yo persiguiéndolo, regresaba a mirarme, sonreía y corría más rápido. Al final lo alcance y de nuevo lo cargue y por fin compramos las bananas. Algo tan simple a veces se convierte en algo un poco difícil de manejar, especialmente para mí que aun muchas veces no encuentro la manera de calmarlo y entender porque se pone así.
Serán las luces, la gente, el espacio, el ruido. Seguro algo le molesta y él se pone así. Bueno al final regresamos a casa y desde luego el feliz con su bananas.