El clima aun está muy lindo como para salir a pasear y este fin de semana decidimos visitar “Governors Island” una isla situada en la bahía de Nueva York, aproximadamente a 1 km al sur de Manhattan.
Bueno primero fuimos a un parque muy lindo en Brooklyn, arena, agua, resbaladeras y distintos juegos donde los niños pueden divertirse. Apenas Nicolás miro la arena se emociono y de ahí no se quiso mover, tratamos de llevarlo al parque de agua pero no quiso, apenas miro el agua se puso a llorar desesperado.
Es algo en lo que debemos trabajar pues él le teme al agua y no solo la que sale a presión sino el agua que está en piletas o en un lago. Bueno lo dejamos en la arena por unos minutos y ya luego para que el pudiera disfrutar de otras cosas lo tuvimos que sacar casi a la fuerza.
No quiso usar la resbaladera pero uso un columpio por algunos minutos. Luego debíamos tomar un pequeño barco que tomaría alrededor de 6 minutos para llegar desde Brooklyn a la isla. Cuando llegamos Nicolás alcanzo a mirar una casa gigante en un árbol y se emociono mucho.
El empezó a subir rápidamente las gradas y cuando miro la resbaladera inmediatamente quiso usarla. Lo malo es que a él no le importa si hay niños antes o si alguien esta haciendo línea. Trate de explicarle que debíamos esperar pero él no quiso saber nada y empezó a llorar. Al final lo tuve que bajar mientras el peleaba para que lo soltara y yo trataba de sujetarlo para que no se cayera.
Había demasiada gente como para que el esperara con paciencia. Lloro por unos minutos y luego se le paso cuando empezó a correr pues era un parque bastante grande.
Nicolás es muy hiperactivo y siempre quiere estar moviéndose, tiene una energía única. Su papá lo siguió porque apenas el mira que alguien está detrás de el sale corriendo y cree que están jugando y que él debe correr más fuerte para que los demás lo alcancen.
En el parque había varios juegos y uno de esos era el carrusel de carros, el papa de Nicolás me dijo que el miro esos carros y que quiso subirse. Yo la verdad pensé que no era en serio pues se que Nicolás tiene algunos miedos y pensé que no se subiría en un carrusel.
Decidimos probar y ahí estábamos en la fila, Nicolás desesperado porque no entendía que teníamos que esperar. Bueno finalmente nos subimos, la muchacha me dejo sentarme junto a él. Ahí estaba Nicolás emocionado y con ganas de levantarse a ratos pero yo le decía que debíamos esperar porque pronto el carrusel empezaría. Apenas empezó a moverse el carrusel Nicolás estaba sonriendo, se notaba su felicidad y mientras girábamos su papa nos hacia un vídeo y Nicolás le enviaba besos volados.
La parte difícil fue cuando el carrusel termino y tuve que sacarlo de ahí. Es tan fuerte que tuve que hacer más de tres intentos para levantarlo y empezó a pelar para que lo soltara, él quería seguir en el carrusel. Lloro mucho, pataleaba y gritaba pues el quería seguir en el carrusel. Encontramos un espacio verde muy grande ahí lo dejamos mientras se le pasaba su enojo.
Un día cansado pero sé que Nicolás disfruto mucho, la arena, el columpio y el carrusel hicieron de su día único.