Nicolás es un niño con una resistencia muy alta al dolor y rara vez llora. Hace unas semanas mientras yo estaba en la cocina y su papá en la sala, Nicolás se había quedado jugando en nuestro cuarto. De repente escuchamos un grito y cuando llegamos él estaba recostado en la cama, boca abajo y con su mano presionando su estómago.
Le pregunte que en donde sentía dolor y pues no me dijo nada porque aun no me dice que le duele. Trate de revisar su estómago pero me empujaba y no me dejaba verlo bien. Siempre tuvo su mano pegada al estómago y bueno asumí que el dolor era ahí.
Sentí tanta impotencia de no saber que le dolía pues se quejaba mucho de dolor. Pensé que le cayó mal alguna comida así que le prepare un té de esos que mi mamá me enseño.
Ya luego de cómo dos horas cuando había seguido con su mano en el estómago pero sin llorar lo llame para que se bañara. Cuando empezamos a que se quitara su ropa me di cuenta que tenía una marca en su mano, lo que tenia no era dolor de estómago , era su mano que estaba lastimada.
Me sentí tan mal pues todo el tiempo pensé que era dolor de estómago y nunca me fije que tenía algo en su mano. Cuando trate de ver su estómago mire su mano pero el corte estaba más abajo de donde yo mire por eso nunca me fije que era ahí.
Lo bañe y no dejo que le mirara su mano y menos que se la tocara porque lloraba y se quejaba. Finalmente se durmió y pude ver que tenía un corte, no sé cómo se lo hizo pues no había nada peligroso cerca de él para que se hubiera cortado asi.
Mientras dormía limpie su herida, lloraba de dolor, lo abrazaba hasta que se durmiera y de nuevo limpiaba la herida. Por fin termine de hacerlo y se pudo dormir. Duro casi una semana en curarse y los primeros días no quería sujetar nada con esa mano.
Aprendí que no debo asumir algo sin estar completamente segura, pero es tan difícil que él me diga que le duele o que le molesta.
Ahora el siguiente paso será enseñarle a que si no me lo dice por lo menos me muestre donde es el dolor.