Seguramente es lo que Nicolás siente cada vez que mami le corta su cabello. Aunque no quisiera verlo llorar como lo hace, es algo que debemos hacer por lo menos una vez cada dos meses. Cortarse el cabello podría ser algo muy divertido para muchos niños, pero para algunos niños con autismo es una pesadilla.
Desde que Nicolás tuvo su primer corte de cabello ha sido la misma lucha para mantenerlo tranquilo y lograr cortar su cabello. Hasta ahora nunca lo he llevado a una peluquería porque creo que aun no está listo, quizás estoy equivocada y ya debería hacerlo pero no he encontrado el lugar adecuado en donde le brinden la misma paciencia que yo pueda tener al momento de cortarle el cabello.
Hemos cortado su cabello varias veces, al principio su papá me ayudaba, luego una amiga nuestra lo hacía mientras yo lo sujetaba. Pero ahora debo cortárselo sola.
Ese día es el peor para Nicolás, apenas mira que empiezo a sacar la silla y a conectar la maquina empieza a correr por toda la casa tratando de esconderse. Por más que trato de explicarle que no pasa nada y que todo estará bien, no deja de llorar.
No sé si le molesta el ruido de la maquina, si quizás son los cabellos que caen en su carita lo que no le gusta o es todo al mismo tiempo. Lo que si sé es que es lo peor que su mami le puede hacer y no hay dulces, comida favorita, ipad , o teléfono que lo distraigan y deje de llorar mientras corto su cabello.
Supongo que piensa que es un castigo pero no lo es, es algo que debo hacerlo aunque ni a Nicolás ni a mí nos guste. Lo que hago es usar el número más bajo de la máquina para qué así su corte de cabello dure más tiempo y no lo tenga que hacer muy seguido.
Decidí escribir sobre este tema porque hace algunos dias leí un artículo muy interesante. Mencionaba un lugar en Minnesota en donde quienes cortan el cabello se han especializado en niños con problemas sensoriales.
Por un instante imagine a Nicolás en ese lugar, sentado y dejando que usen tijeras y máquina para cortar su cabello. Un lugar con muchos colores, figuras, y cosas que lo distraigan mientras cortan su cabello.
Sé que Nicolás algún día ira a la misma peluquería que va su papá a cortarse el cabello y estos días en los que él no para de llorar se quedaran solo para contarlos como un recuerdo en la niñez de Nicolás.
Estoy segura que poco a poco le irá perdiendo ese miedo y se acostumbrara a que es algo que se debe hacer y que no duele y lo mas importante es que jamás mami lo lastimara.