Hemos conocido varios médicos, muchos de ellos no sabía que existían hasta que tuvimos que visitarlos. Cuando eres mamá crees que el único medico que tu hijo tendrá será el pediatra, pero no siempre es como nosotros pensamos.
Con la llegada de Nicolás he conocido varios profesionales involucrados en nuestra vida, pediatra del desarrollo, médico genético, neurólogo, sociólogo, trabajadora social, terapistas y maestras de educación especial. Hoy conocimos a otra persona que nos ayudara en todo este proceso, un psicólogo que ayudara a Nicolás a través de mi.
El es un psicólogo especialista en el comportamiento y la conducta de niños con Autismo.
Aunque mi pequeño huracán es un niño muy dulce tiene sus momentos de enojo. Y cuando hablamos de enojarse no solo es un enojo simple y pasajero, ya que puede llegar a durar algunos minutos sin que Nicolás se calme por completo. Es muy poco paciente así que cada actividad que él quiere hacer debe ser inmediata o de lo contrario se enoja o tiene lo que llamamos berrinches o rabietas.
Es verdad que todos los niños tienen esta etapa de enojo cuando no consiguen lo que quieren, cuando van a una tienda y quieren que mamá les compre ese juguete que acaban de mirar, o cuando no quieren comer su sopa y prefieren un dulce. Estas son rabietas de la edad que poco a poco se van y que los niños están en la capacidad de entender que no es posible conseguir eso en ese momento.
Pero en el caso de un niño con Autismo una rabieta puede llegar a pasar por otras causas. La falta de lenguaje y la poca comunicación hace que un niño se frustre y se enoje tanto por no ser entendido. Por ejemplo con Nicolás cosas tan simples como decirle que es hora de dormir, que tiene que usar su chaqueta para salir porque hace frio, que nos iremos en un bus y no en automóvil, en especial los cambios de rutina, el pasar de una actividad a otra puede llegar a ser bastante frustrante.
Cada día Nicolás mejora mucho, han pasado esos días horribles en los que el trataba de golpearse cuando yo no podía entender lo que quería, cuando se frustraba tanto que no podía calmarse y lo que era peor yo no podía entender que le pasaba. Aquellos días cuando si el lloraba yo me sentaba junto a él a llorar por la impotencia de no saber cómo ayudarlo. Cuando debía tener en mi mano 5 objetos al mismo tiempo para así saber cuál era el que el quería.
Con el tiempo he aprendido varias cosas, el ser mucho más paciente con él, buscar maneras de controlarlo y que el enojo pase rápido. Prepararlo para lo que viene diciéndole que iremos a algún lugar o que debemos hacer algo distinto. Ya las rabietas no duran tanto como hace algunos meses, ahora aunque aun me cuesta mucho controlarlas es más fácil hacerlo.
Después de buscar mucho una terapia de comportamiento y aun sin encontrarla (seguiré buscándola) visitamos este psicólogo. Alguien que me ayudara mostrándome nuevas técnicas para ayudar a Nicolás y desde luego ayudarme a mí como mamá. A saber cómo reaccionar mejor a situaciones diarias en las que no se cómo controlar a Nicolás.
Obviamente la única que sabe como es Nicolás. que le gusta, que le molesta soy yo, así que todo está en mí y en seguir luchando para que todo siga mejorando.