Hace cuatro días Nicolás tuvo un pequeño accidente, que ahora puedo decir que fue pequeño pero en ese momento fue lo más grave que pudo pasar.
Es común que los niños se caigan, lastimen sus rodillas, tengan morenotes, se golpeen y tengan un hinchazón, pero lo grave es cuando existe mucha sangre.
Suena fácil decir que uno debe calmarse y pensar con cabeza fría y yo siempre pensé que cuando hubiera uno de estos accidentes así actuaria. Pero cuando te ocurre a ti, a tu hijo, al ser que mas amas y adoras en el mundo es difícil estar completamente calmado.
Nicolás cayó y se golpeo contra una mesa, cuando mire lo que paso corrí a abrazarlo pues lloraba mucho y sujetaba su cabeza con sus dos manos. Lo abrace porque lloraba desesperado y cuando me separe de él para ver en donde se había golpeado, tenía sangre en toda su cara.
Me asuste tanto que solo lo cargue y lo lleve al baño, ahí mas tranquila mire que el golpe era en su cabeza pero Nicolás había tocado la herida y luego paso sus manos por su cara.
Lloraba desperado mirando sus manos llenas de sangre, tratando de que yo lo soltara porque quería salir corriendo del baño.
Mientras lo abrasaba tome una toalla y empecé a presionar en la herida. No sabía qué hacer solo teníamos que calmar la sangre. El decía”auch mami”, la frase que aprendió cuando él se golpea y siente dolor.
Su papá estaba en casa así que vino corriendo con nosotros y me ayudo a limpiarlo y prácticamente nos calmo a los dos.
Nos abrazo diciendo que todo estaba bien y que nada grave estaba pasando. Dentro de mí seguía pensando ¿nada grave? Nicolás se acaba de caer y casi se rompe su cabeza.
Bueno, luego de unos minutos pudimos calmar la sangre, no había roto su cabeza solo era un corte (un corte que tenía mucha sangre) pero bueno “solo” un corte.
Yo insistía que era una emergencia que debíamos llevarlo al médico, pensé que debían mirarlo bien y estar seguros que no necesitaba puntos.
Poco a poco me calme, mi esposo llamo a su papá que es médico, le enviamos fotos de la herida y así nos explico que no era grave y que éra lo que debíamos hacer.
Nicolás tenía mucho dolor pero aparte de eso debíamos quitar todo el cabello de la parte de la herida para que ésta no se infectara y pudiera sanar bien.
El tiene terror cuando cortamos su cabello y esta vez lo debíamos hacer para que su herida quedara descubierta y pudiera sanar.
Eso hicimos, cortamos su cabello y limpiamos bien la herida. Mientras yo lo abrazaba muy fuerte para que no se moviera su papá limpiaba bien y se aseguraba de que la herida quedara limpia y cubierta.
Nicolás se ha caído varias veces, se ha partido el labio , se ha hecho moretones pero nunca le había pasado algo como lo que paso ese día.
Hoy luego de 4 días la herida ha sanado casi por completo. Se mira al espejo y dice “auch mami” y me muestra la herida. Sigue feliz como siempre y sobre todo llenando mis días de esa felicidad que solo él me puede regalar.
Sé que los accidentes como este son difíciles de evitar pero lo que importa es reaccionar rápido y sobre todo estar calmada.