¿Quién no le teme ir al dentista?. Niños y adultos, todos tenemos en cierto momento temor cuando visitamos al dentista. El dolor de un diente es horrible, y si le agregamos ese aparatito que suena cuando nos están curando los dientes el miedo es completo.
Nos enseñan que debemos cepillarnos los dientes tres veces al día, sabemos que comer dulces, jugos, y alguna comida hace que adquiramos caries. Pero a pesar de todos los cuidados siempre tenemos la probabilidad de adquirirlas.
Todos los niños pasan por la difícil etapa de no querer cepillarse los dientes, como papas hacemos de todo, cepillos con los más llamativos colores, con los dibujos que nuestros hijos les gustan, pasta dental de sabores y lo que se nos ocurra para que el cepillado sea más divertido y que los niños nos permitan ayudarlos.
En mi caso he hecho de todo, cepillos de Thomas el tren que es el dibujo que más le gusta a Nicolás, he usado cepillo de colores, con luz, cepillos eléctricos y pastas de todos los sabores.
Siempre ha sido difícil cepillarlo, primer porque no abre su boca y solo quiere comerse la pasta y jugar con el cepillo de clientes y luego porque cuando siente el cepillo moverse en sus dientes parecería que le molesta el movimiento o las cerdas. (Algo que Nicolás no me puede explicar)
Ahora es un poco más fácil, mientras va creciendo trata de imitar todo lo que mira, los dibujos y a mamá y papá cuando nos cepillamos junto a él.
Ahora él se encarga de poner la pasta en nuestros cepillos y en el suyo, cuando está listo nos llama y nos dice “brush teeth” y lo hacemos los tres cuando podemos y si no lo hacemos Nicolás y yo.
Hace un año exactamente visitamos al dentista y la doctora me explicó cómo debía colocar a Nicolás para cepillar sus dientes, lo he venido haciendo pero no pude evitar que Nicolás tuviera caries.
Esta vez fue muy distinto, pues no solo fue un chequeo de mirarlo brevemente, ahora el tenia que recostarse en la silla y abrir su boca para que el doctor lo revisara.
Como me lo esperaba Nicolás entro en pánico, mucho antes de entrar al consultorio pues le tiene terror a los hospitales, médicos o enfermeras.
A pesar de que el médico trato de jugando pedirle que se sentara, nada logro que Nicolás aceptara. Así que al final usaron una especie de camilla, con unos adhesivos gigantes que permitían inmovilizar el cuerpo de Nicolás.
Con esta camilla sujetaron su cuerpo pero él no dejaba de llorar y mover su cabeza y boca. El doctor lo reviso rápidamente, hizo una limpieza y le quitaron todo rápidamente lo que había quedado de los adhesivos porque Nicolás ya se había sacado parte de ellos con tanto movimiento.
El doctor me explico que Nicolás tiene caries en una de sus muelas y quizás otra pero debido a que Nicolás no abría su boca y se movía tanto fue difícil mirarlo bien.
Ahora el siguiente paso es que le realicen unas radiografías para saber si tiene más caries y así curarlas porque a pesar de que sus dientes caerán y saldrán los nuevos me explico que no por eso se debe dejar las caries.
A final las caries no curadas pueden afectar los nuevos dientes.
Lo malo de todo esto es que no será en esta clínica la cual es especializada en niños con autismo y otros problemas sensoriales. Tendremos que llevar a Nicolás a un Hospital para que lo seden y así puedan tomar las radiografías y curar sus dientes.
Al principio me preocupo la idea de dormirlo completamente para que el médico pueda hacer todo lo que Nicolás necesite, pensé en la anestesia, pensé en que es muy pequeño para eso pero luego de hablar con su médico y de que el dentista me explicara que en casos como el de Nicolás y de otros niños que no pueden estar tranquilos al momento de la cita medica la única opción es dormirlos.
Aun no estoy completamente tranquila pero sé que es lo mejor, se que Nicolás jamás dejara que hagan algo en su boca y la única manera será que no sienta nada y que cuando despierte haya sido todo como un sueño.